LO HABITUAL DEL FRACASO O EL FRACASO DE LO HABITUAL
RICARDO BAQUERO
El fenómeno del fracaso escolar masivo, ha conservado la idea de que en realidad afecta as los alumnos provenientes de sectores populares, que tiende agravarse de la mano de la precarización de los sectores humildes de la población.
Hay límites en las posibilidades de acción de la escuela, dada por condiciones precarias del propio trabajo institucional. A la insuficiencia de recursos y los limites, en ciertos casos, de la formación especializada de docentes y profesionales, de equipos de salud y educación, se suma el predominio de estrategias de trabajo, poco atentas a las condiciones de la organización escolar y a las prácticas de enseñanza, como marco de lectura de los procesos de desarrollo y aprendizaje de los alumnos.
Problemas: de tipo clínico individual, diferencias de tipo lingüístico, cultural, social, de los alumnos, los índices elevados de repitencia y deserción temprana, la educabilidad de los alumnos provenientes de sectores populares (dentro de los parámetros de la escuela común).
La escuela común, cuando excluye a gran cantidad de los alumnos de los sectores populares o los contiene con esfuerzo, bajo el precio de la repitencia, sobreedad y bajo la sospecha de anormalidad o patología. Los diagnósticos de debilidad mental. El frecuente diagnóstico de retardo mental leve, que afecta, curiosamente casi en forma excluyente, a los alumnos de sectores populares, habiendo permitido inclusive las concepciones hereditaristas, acerca de las competencias intelectuales. Las diferencias en el desempeño, como diferencias medibles.
El fracaso escolar masivo, está caracterizado a grandes rasgos del siguiente modo:
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El problema de la educabilidad de los sujetos, encierra probablemente, una de las principales encrucijadas. Las concepciones sobre la educabilidad de los sujetos, parecen expresar similitudes sobre el problema del fracaso escolar masivo y sus razones. Se piensa que la posibilidad de ser educado un sujeto, radica con mayor frecuencia, o bien en sus características personales -adecuado nivel de desarrollo intelectual y físico, adecuada historia educativa previa- o bien en las características favorables de su entorno social y familiar.
Se opera con insistencia en la falacia de abstracción de la situación, es decir, como si pudiera delimitarse las posibilidades de ser educado -aprender y desarrollarse-, sobre la base exclusiva de sus supuestos atributos personales. Las situaciones educativas son vistas de modo naturalizado o cosificado, como si consistieran realmente en contextos naturales de aprendizaje, que permiten por ello, ver también si la naturaleza de los sujetos se ve preservada y puesta en evidencia, o en el éxito en sus aprendizajes.
Para esta concepción, si un sujeto fracasa en sus aprendizajes en el contexto natural, algo ha de estar alterado en su naturaleza de aprendiz, es decir,: en su capacidad de aprender, en su posibilidad de ser educado, al fin en su educabilidad. Esta falacia expresa una limitación teórica, en la posibilidad de pensar al propio sujeto, que hace que veamos resignada la naturalidad, a lo habitual del fracaso y el fracaso de lo habitual.
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